
Señales de advertencia de problemas más graves
- Cambio en patrones de sueño o hábitos de alimentación
- Llora o se irrita con facilidad
- Tiene sensación de impotencia o desesperanza
- Se vuelve muy reservado(a) repentinamente, no quiere responder preguntas ni dejarles saber a dónde va o qué estará haciendo
- Habla de hacerse daño a sí mismo(a) (por ejemplo, “Ojalá estuviera muerto/a”)
- Tiene dificultades para tomar decisiones o para concentrarse
- Se encuentra retraído(a) socialmente y demuestra falta de placer en actividades que solía disfrutar, por ejemplo, ya no sale con amigos
- Cambios de humor inexplicables, rápidos y repentinos
- Baja autoestima persistente (más que lo habitual)
- Aumento del nivel de energía sin un propósito o motivo
- Ansiedad o preocupación excesiva
- Cambios repentinos en las calificaciones
- Enojo o agresión sin justificación o estar frecuentemente enojado(a) sin motivo
- Cambio repentino de amigos o grupos de amigos
- Cambio brusco en la capacidad de asumir responsabilidad (de repente es más irresponsable, no hace tareas de la escuela, no va al trabajo, etcétera)
- Se mete en más problemas de lo habitual (por ejemplo, discusiones, peleas con familiares o amigos, problemas con los profesores)
Si su hijo(a) tiene varios de estos síntomas durante un período prolongado de tiempo (2 semanas o más), podría ser una señal de algo más grave. Hablen sobre la situación con el pediatra de su hijo(a) o con un profesional de salud mental de su localidad lo más pronto posible.