Primero asegúrense de que realmente es un problema que no pueden ignorar. Aunque el pelo o la habitación desordenada los vuelvan locos, ¿pueden aprender a vivir con eso?
Si deciden que es algo que es necesario cambiar, busquen un tiempo con su hijo(a) para sentarse juntos a hablar. Asegúrense de que sea un momento en el que todos estén tranquilos, relajados y preparados para hablar y buscar juntos la solución al problema.
Recuerde, su hijo(a) será más receptivo(a) si planifica con anticipación en vez de agarrarlo(a) por sorpresa.
Cuando mencionen el tema, generalmente es útil usar mensajes que empiecen con “Yo…”. Estas afirmaciones proporcionan estructura para ayudarlos a evitar culpar o regañar a su hijo(a) adolescente, y compartir qué piensan y sienten sobre la situación. Los mensajes con “Yo…” explican cuál es el problema y su reacción a él. Se formulan “Yo me siento… cuando tú…”. Por ejemplo, si generalmente Parker no saca la basura, su padre podría mencionarlo diciendo: “Me siento frustrado cuando no sacas la basura la noche anterior a que la recojan”. Además, sería útil explicar la forma en que el padre entiende las consecuencias de que el adolescente no haya sacado la basura. Sin embargo, después de que el padre comparte sus pensamientos y sentimientos, debe escuchar cómo el adolescente se hace cargo de la situación.