El dolor y la culpa son dos emociones que las familias con frecuencia experimentan cuando un(a) hijo(a) tuvo una lesión cerebral. Estos sentimientos son normales. Muchos padres y hermanos los experimentan.

El dolor puede ser desconcertante. Tal vez se pregunte por qué se siente triste si su hijo(a) sobrevivió:
- Después de lesiones graves, los cambios en las habilidades y la personalidad de los adolescentes puede ser una fuente de tristeza y dolor.
- Los padres también pueden lamentar la pérdida de la idea de su familia como un “refugio seguro” donde las cosas malas no suceden.
Al igual que otros duelos, el duelo que ocurre después de la lesión en un(a) adolescente puede acompañarse de sentimientos de enojo, culpa, miedo y vulnerabilidad, y preguntas como: “¿por qué le sucedió esto a mi hijo(a) y a mi familia?”. Como ya sabe, estas preguntas no tienen respuestas reales.